domingo, 18 de diciembre de 2016

TERCER CAFÉ CON SABOR A MAR Y LETRAS

Como ya anuncié en su momento, ayer día 17 a las 17:00 h., tuvo lugar el Tercer café con sabor a mar y letras.

Sí, fuimos unos verdaderos temerarios y, en mitad de un temporal de alerta naranja en Almería, nos reunimos para hacer una de las cosas que nos encantan, hablar de literatura. 

Me gustaría, en primer lugar, agradecer a la dueña del local Nuria Ginel Marquez, y autora que participó también en el evento, la cesión del local y toda la colaboración prestada. Es una cafetería a la que pienso volver en cuanto pueda y que recomendaré a todo el que busque un lugar en el que tomar un café en un muy buen ambiente.


A pesar de haberlo anunciado en redes y a todo aquel al que nos hemos encontrado, la afluencia no fue excesiva. No obstante, dije y mantendré que estábamos los que teníamos que estar. Impresionantes, también, fueron los dos carteles preparados para el evento y que creo que es importante mostrar aquí.




Fueron más de dos horas de literatura y música. La parte literaria corrió a cargo de los autores: Javier Romero, José Javier Granero, Hadha Clain y Nuria Ginel Marquez. La parte musical, a cargo del cantautor Alex García, amenizó la velada. Pudimos disfrutar de canciones de su disco y de alguna que otra canción versionada. Todo un descubrimiento y espero que tenga la suerte que merece.




Aquí os dejo algunas fotos del evento. Espero que para el cuarto, que tendrá ya lugar despues de Navidad, os animéis todos los que queráis. 






















Agradecer de todo corazón a:

Carmen Soler (Lectora) 

Esther Aldeguer (Blog el rinconcito de Minny)


María Elena Tijeras (correctora literaria)

 
por haberme hecho partícipe de un evento tan especial. Os dejo un par de vídeos con momentos del evento. Espero que os gusten y si os parece interesante la atmósfera que se respira allí, acudáis a los siguientes.


lunes, 5 de diciembre de 2016

RELATO BREVE: PRIMERA VISITA DE HERNANDO ORTEGA A SU PALACIO DE BÁSTULA (ÚBEDA)

Siguiendo con el ciclo de relatos cortos comenzado con la primera visita de Francisco de los Cobos a su nuevo palacio y continuando con la primera visita de Rocío a Santa María, aquí os dejo el tercer relato. En este, tras unos datos en los que os daré a conocer cómo es realmente el edificio del que hablo, os contaré lo que siente Hernando Ortega al visitar por primera vez su palacio en Bástula (Úbeda).  

Hernando Ortega Salido fue deán de la catedral de Málaga, Chantre de la Iglesia Colegial de Santa María de los Reales Alcázares y el primer capellán de la Sacra Capilla del Salvador del Mundo. Pese a no tener demasiados datos sobre este importante personaje, conocemos que, a lo largo de su longeva existencia, fue amigo personal de Francisco de los Cobos y su apoderado en la ciudad.

Hernando no aparece en la primera parte de la trilogía, pero creo que merecía unas líneas en este entramado de relatos. Estoy convencido de que la importancia que adquiere Francisco de los Cobos, en buena medida, es debía a las amistades de las que se rodea.

Las siguientes líneas, son meramente informativas y sacadas de internet: 

https://es.wikipedia.org/wiki/Palacio_del_De%C3%A1n_Ortega

No obstante, creo que servirán como punto de partida para poner en antecedentes al lector. Con ellas, espero que se hagan una posible idea de lo que antaño llegó a ser este palacio y lo que sigue siendo aún hoy:
  

El palacio del Deán Ortega, o también palacio del Marqués del Donadío. Situado en plena Plaza Vázquez de Molina de Úbeda (Jaén, España), constituye uno de los palacios hispano-renacentistas más importantes de la ciudad. Declarado Bien de Interés Cultural, y dentro del recinto declarado Patrimonio de la Humanidad en 2003, es, desde 1929, el actual Parador Nacional de Turismo. El palacio ha sido recientemente musealizado para facilitar su visita histórica.

Historia

Este palacio fue mandado levantar por Fernando Ortega Salido, deán de la catedral de Málaga y Chantre de la Iglesia Colegial de Santa María de los Reales Alcázares y primer capellán de la Sacra Capilla del Salvador. Su construcción data de mediados del siglo XVI en pleno Renacimiento español, conociéndose que en 1550 fue contratada la losadura de la planta baja. Su trazado corresponde al arquitecto renacentista Andrés de Vandelvira y también intervendría el arquitecto real Luis de la Vega.

El 6 de agosto de 1831, Ángel Ezequiel Fernández de Liencres y Pando de Castañeda, compra este palacio, mandando poner en él su escudo de armas en la fachada principal del mismo, permaneciendo en él hasta la actualidad, continuando la familia Fernández de Liencres siendo su propietaria hasta que en 1929 pasó a albergar el Parador Nacional de Turismo, uno de los más antiguos de España. Esta iniciativa fue llevada a cabo por el General Saro.

El 2 de junio de 2012, se celebró en el palacio del Dean Ortega-Marqués de Donadío, la I convención de la Familia Fernández de Liencres.

Descripción

Está distribuido en una planta prácticamente rectangular, tal y como la mayoría de los palacios de la ciudad.

El patio central de forma cuadrangular y carácter intimista y elegante, sirve como elemento que articula todo el edificio y está porticado a dos alturas. Muestra de la influencia granadina, éste patio alberga unas esbeltas columnas de gran belleza que son prueba de la unión del arte nazarí y renacentista.

La fachada principal, dirigida hacia el Sur, se divide horizontalmente en dos cuerpos. La portada principal, sobre escalinata, adintelada, y algo desplazada en línea de fachada, sigue el esquema de otros palacios y grandes casas de la ciudad renacentista, y así, aparece custodiada por dos columnas dóricas sobre pedestales y rematada sobriamente por dos ángeles que sostienen sobre filacteria las armas del I Marqués de Donadío, D. Ángel Ezequiel Fernández de Liencres y Pando de Castañeda, cuya familia fue propietaria del mismo durante casi 100 años hasta su conversión en Parador de Turismo. Como curiosidad, cabe destacar las anillas para atar a los caballos y los balcones esquinados, muy típicos de la arquitectura de Úbeda.

Este palacio es la viva imagen de la sencillez y la sobriedad castellana en el cambio del siglo XVI al XVII.

Aquí os dejo diferentes enlaces en los que podréis encontrar más información sobre este importante palacio:




Conociendo ya lo fundamental de esta impresionante construcción, comienzo ya con el relato de la primera visita de Hernando Ortega a su palacio de Bástula (Úbeda)

Bástula, 30 de abril de 1560.

Durante meses, Francisco de los Cobos se quedaba mirando el nuevo palacio que su amigo, Hernando, se estaba construyendo junto a su capilla. Había tardado bastante tiempo en aceptar su oferta, pero finalmente accedió a convertirse en el capellán de la que sería su última morada.

Francisco estaba nervioso. Hernando le había confirmado su llegada, pero era incapaz de tranquilizarse. Era solo una visita rutinaria para ver el estado en el que se encontraban las obras, ¿pero qué pasaría si no llegaba a convencerle lo que estaba construyendo su protegido? 

Cada vez que bajaba a las obras de la capilla, aprovechaba para escaparse unos minutos y disfrutar con el espectáculo que Vandelvira estaba levantando ante sus ojos. Para él, el palacio que poco a poco se iba alzando, engrandecía su última y eterna vivienda pétrea. Ahora, y eso era lo que lo tenía así, debería tener también la aprobación de su amigo.

Cansado tras el largo viaje, Hernando divisa al fin la extraordinaria ciudad que se dibujaba en el horizonte. El que comenzaba ya a rozar el horizonte, dejaba entrever el magnífico alcázar que protegía la ciudad. Por desgracia para él, aún quedaban unas pocas leguas para poder descansar.

Sabía que su amigo Francisco lo estaba esperando, pero aún no tenía muy claro si aceptaría su invitación. A Hernando no le gustaba poner en un compromiso a ninguna persona conocida. Bueno, aún quedaba para llegar a tomar esa decisión.

A pesar de estar casi en mayo, aquella noche que comenzaba a bañar Bástula era algo fresca. La caprichosa brisa helada que se había empeñado en salir a recibirlo, hizo que un extraño escalofrío recorriera todo su ser. Así que, sin perder un instante, recogió su capa del asiento y se la echó por los hombros.

Hernando estaba casi dormido cuando el cochero le avisó de su llegada a la ciudad.

—Mi señor, acabamos de entrar por la Puerta de Santa Lucía. En pocos minutos llegaremos al palacio de don Francisco de los Cobos.

—Muchas gracias —respondió algo adormecido aún.

Hernando bajó del carruaje y se dirigió hacia la puerta del palacio. Recogió la pesada aldaba con su mano derecha y la hizo rebotar con fuerza en la puerta. Solo habían sido unos simples pasos, pero él estaba ya exhausto. La vida clerical había hecho que creciera de manera exagerada la medida de su cintura. Aún siendo tiempos difíciles, él no había pasado hambre jamás y si a eso le sumamos el moverse poco… podría llegar a explicarse su prematura asfixia.

—¡Hernando! —Francisco corrió al encuentro de su amigo—. ¿Qué tal ha realizado el viaje?

—Demasiado largo, Francisco, demasiado largo —respondió cabizbajo.

—Le estábamos esperando. María ha preparado ya una de las habitaciones de invitados.

—Francisco, ya sabes que no me gusta molestar.

—No diga tonterías. Nos sentiríamos muy halagados si decidiera acompañarnos durante su visita.

—Está bien, mi buen Francisco. Por hoy, y sin que sirva de precedente, aceptaré tu propuesta.

La noche se le hizo muy larga. No era capaz de apartar de su mente los planos de su nuevo palacio junto a la capilla de la que sería capellán. Pese a que rechazara este cargo en un principio, su buen amigo, Francisco de los Cobos, terminaría convenciéndolo. Estaba cansado de vivir en una gran ciudad como Málaga y estaba decidido a pasar sus últimos años en un lugar tranquilo en el que pudiera descansar.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por el canto de un gallo. Amanecía y por desgracia había pasado casi toda la noche desvelado. Nervioso se vistió y bajó al comedor. Francisco lo estaba ya esperando sentado a una mesa de gala montada para la ocasión.

—Buenos días, ¿qué tal ha dormido?

—No he pegado ojo. Estoy deseando ver ya el palacio.

—Le entiendo muy bien, don Hernando. La primera vez que visité este palacio, yo estaba igual. Era incapaz de dormir, de comer… 

—¿Podemos irnos ya?

—Por supuesto.

A Hernando se le habían olvidado los sofocos de la noche. Esos kilos que lo castigaban durante la mayor parte de sus días, ahora parecía que lo llevaban en volandas. A Francisco, mucho más delgado que él, le costaba seguirle el ritmo. Y antes de que se hubieran dado cuenta, se encontraban ante la fachada del palacio.

—Francisco, sed sincero, ¿qué os parece?

—Impresionante. Suelo verlo cada día que bajo a las obras de la capilla y desde el primer día que pude contemplar la fachada del edificio, quedé enamorado de su belleza. 

—No estaba demasiado convencido de ese nuevo arquitecto que me recomendó, ese tal Andrés de Vandelvira.

—No se preocupe, don Hernando. Por fortuna, el arquitecto real Luis de la Vega está en la ciudad. Lo convencí para que ayudara en lo posible a Vandelvira. Y si he de seros sincero, creo que el resultado ha merecido la pena. 

—Aún no he visto en interior, pero la fachada ya me ha conquistado. Cuidad a ese joven arquitecto, creo que tendrá un futuro muy prometedor. 

—Eso mismo pienso yo, don Hernando.

—Y pensar que en un principio no me convencía esta escalinata de acceso al palacio.

—Creo que ha sido la mejor decisión que se podía tomar. Es funcional y muy elegante.

—Ahora que la veo en persona, creo que Vandelvira tenía razón.

—¿Pasamos al interior?

—No estoy seguro, Francisco. ¿Y si el interior me decepciona? Después de ver esta impresionante fachada, no sé si seré capaz de sorprenderme.

—Solo hay una manera de salir de dudas, don Hernando. 

—Sí.

Con algo de miedo, Hernando subió cada uno de los escalones de acceso al palacio. Aún no habían instalado la puerta definitiva del palacio y el acceso al patio estaba cerrado con una puerta provisional que impedía el paso a las personas ajenas a la obra. 

Quizá fueran los nervios del momento o quizá esos kilos de más que tenía, pero Hernando tuvo que necesitar la ayuda de su amigo para subir la soberbia escalinata que lo conduciría al patio del edificio. La puerta provisional estaba entornada y, pese a estar muy cerca, no se distinguía nada del interior. 

—Espero que hayan sido capaces de plasmar lo que les dije a ambos arquitectos que quería en el patio. Para mí, este será uno de los espacios que más disfrute a lo largo del día. Me encantaría contar con un patio semejante al tuyo.

—Estoy seguro de que no le defraudará el resultado.

Francisco abrió la puerta para que su amigo pudiera acceder al interior del edificio. Aún no estaba acabado, pero Hernando era incapaz de parpadear ente el bello espectáculo que tenía ante sus ojos. Ante ellos, se abría un patio central semejante al del palacio de Francisco. No obstante, pese a ese parecido, aquel patio tenía un carácter intimista y elegante que lo hacían único. El palacio se había articulado en torno a ese patio porticado a dos alturas. Los capiteles inacabados era lo único malo de la visita de Hernando a su nueva casa. Si la fachada inacabada había sido capaz de conquistarlo, el patio interior le había robado el alma.

—Don Hernando, ¿qué le parece lo que está viendo? 

—Francisco, repízcame. No creo que pueda existir algo tan bello en la tierra. Lo que están contemplando mis ojos, mi querido amigo, son obra de Dios.


domingo, 27 de noviembre de 2016

TERCER CAFÉ CON SABOR A MAR Y LETRAS

Soy muy afortunado al poder anunciar mi presencia en el tercer café con sabor a mar y letras.

El próximo 17 de diciembre de 2016, en la Cafetería STANFORD 88 de Almería, os espero a todos. En este local, situado en la calle Francisco García Góngora de Almería, tendrá lugar la celebración del Tercer Café con sabor a mar y letras. 

El listón está muy alto, ya que se ha hecho mucho y muy bueno, pero intentaremos superarlo o al menos pasar un buen rato

Ven y disfruta de una tarde para compartir con escritores y el inconfundible aroma de un café recien hecho. Muy probablemente, si es que fuera necesario, después de la presentación firmaré ejemplares de mi novela. 

Os espero.

sábado, 26 de noviembre de 2016

RELATO BREVE: PRIMERA VISITA DE ROCÍO A LA BASÍLICA Y REAL COLEGIATA DE SANTA MARÍA LA MAYOR DE LOS REALES ALCÁZARES DE BÁSTULA (ÚBEDA)

Siguiendo con el ciclo de relatos cortos comenzado con la primera visita de Francisco de los Cobos a su nuevo palacio, aquí os dejo el segundo. En este, tras unos datos en los que os daré a conocer cómo es realmente el edificio, os contaré lo que siente Rocío en su primera visita a Santa María.  

http://ubeda.com/Santa_Maria/index.htm

http://www.santamariadeubeda.es/sm-conoc.htm 

http://ubedaybaezaturismo.com/place/colegiata-de-santa-maria-de-los-reales-alcazares/ 

En los enlaces anteriores, y a modo de información, podréis encontrar más datos sobre este templo. No obstante, utilizando los datos obtenidos de la wikipedia, os dejo un pequeño resumen de esta iglesia:  

https://es.wikipedia.org/wiki/Bas%C3%ADlica_de_Santa_Mar%C3%ADa_de_los_Reales_Alc%C3%A1zares 

Basílica y Real Colegiata de Santa María la Mayor de los Reales Alcázares de Úbeda, declarada Monumento Nacional y parte de conjunto Patrimonio de la Humanidad, es la iglesia principal de la ciudad de Úbeda, Jaén y tercera de la diócesis jiennense. Se encuentra en la Plaza Vázquez de Molina, frente al Palacio de las Cadenas, formando parte del conjunto declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2003.

Historia  

La iglesia se asienta sobre un suelo arqueológico de la Edad de Bronce, lugar sagrado desde tiempos inmemoriales, siendo finalmente edificada sobre los restos de la mezquita mayor, tras la conquista de la ciudad en 1233 por Fernando III, el Santo. El 29 de septiembre de 1233 el rey San Fernando III con su corte entró a la mezquita mayor de la ciudad por la puerta principal de la misma, para celebrar la victoria de la reconquista de la ciudad y consagrar la mezquita en iglesia católica, bajo la advocación de Iglesia Mayor Parroquial de los Reales Alcázares y de Nuestra Señora de la Asunción. 

Desde 1259 fue titulada Iglesia Mayor Colegial y desde 1852 ostenta el título de Iglesia Mayor Parroquial, al perder la condición de Colegiata. Fue la tercera iglesia declarada como basílica menor en la diócesis de Jaén, en el año 2014. 

En dicha iglesia, la base gótica florida de su construcción se levanta sobre restos arqueológicos neolíticos, íberos, romanos, godos y se enriquece con elementos musulmanes, románicos, góticos, renacentistas, barrocos, neoclásicos, etc., hasta constituir un conjunto que el historiador Juan Pasquau calificara de «…inigualable democracia artística, en la que todos los estilos pugnan por sobresalir y ninguno lo consigue en exclusiva». Lo más interesante son sus fachadas, el bellísimo claustro, las capillas del interior y la rica rejería del interior. 

Fue gravemente dañada en la Guerra Civil Española, aunque la iglesia no perdió su imagen original hasta la casi destrucción del templo en 1986, a manos de la contraproducente obra de Isicio Ruiz Albusac. Y desde entonces permaneció cerrada por obras de restauración hasta marzo de 2011 en que finalmente se pone simbólicamente un punto de cierre a la restauración y se entrega el templo a los ciudadanos. En 2012 el obispado decide cobrar por visitar este templo, la ciudad de Úbeda se rebela, y se comienza una recogida de firmas para evitar esto, además de grupos de apoyo en las redes sociales, ya que gran parte de la ciudad considera que tras invertir más de 6 millones euros de dinero público, la iglesia debería de estar abierta a todos los ciudadanos. En octubre de 2014 el obispo de la diócesis de Jaén, Ramón del Hoyo López anunció la declaración de la iglesia como basílica menor. 

Restauración  

El templo fue cerrado en 1983 para proceder a su restauración, puesto que la inclinación de sus pilares amenazaba ruina inminente. Tras 28 años de obras, por diversas corrientes restauradoras el templo ha visto modificada su fisonomía original y ha perdido buena cantidad de bienes muebles en su interior que han pasado a otros templos y a varios repositorios museísticos.

El primer arquitecto que llevó la obra fue Isicio Ruiz Albusac, quien procedió al desmontaje de las bóvedas barrocas de yeso, por pensar que eran las causantes de la ruina. Esta intervención fue contraproducente e hizo que el templo acabara por desestabilizarse.

Será Enrique Venegas quien tome las riendas de la restauración, haciendo un profundo estudio del edificio, consolidando sus cimientos inestables (verdadero causante de la ruina), así como sus pilares y arcos. Para cubrir el templo se instaló una techumbre de madera, restituyendo la que el templo tenía originalmente entre los siglos XIII-XVIII. Igualmente se ha eliminado el yeso dejando la piedra original de las paredes y las capillas laterales se ha solado con mármol y suelos cerámicos, distintos de la estética original. Recientemente se han limpiado las portadas. En marzo de 2011 se ha entregado la quinta fase, con el enlosado del templo con mármol (en sustitución de las primitivas losas de piedra), y la restauración de la Capilla de Jesús Nazareno, así como parte del claustro y la sacristía. 

Descripción 

Este edificio mezcla diferentes estilos (gótico, mudéjar, renacentista, barroco y neogótico) fruto de una construcción que se extiende desde el siglo XIII al XIX.  

Al estar intramuros del Alcázar, estaba sin comunicación con la ciudad hasta principios del siglo XVI, salvo un pequeño postigo que aún se conserva en el claustro y por el que según la tradición hizo su entrada en la mezquita el rey Fernando III el Santo para consagrarla al culto cristiano.

Hacia 1510 se inicia la construcción de una portada que la abra al "llano", en tiempos del obispo de Jaén don Alonso Suárez de la Fuente del Sauce, destruyendo para ello un trozo de muralla entre dos torreones; portada de corte renacentista acabada en 1645 según trazas de Pedro de Vera, salvo el friso y el relieve de la Adoración de los Pastores que se debe a Luis de Zayas. 

Por 1833, el Cabildo de la Iglesia Mayor Colegial de Santa María pide licencia al Ayuntamiento para derribar la muralla acastillada del Arroyo de Santa María para utilizar sus piedras.

El torreón desmochado que se observa en el extremo, es lo que queda del antiguo alminar islámico, que fue demolido al final del siglo XIX por amenazar ruina.

El exterior del templo sigue una línea arquitectónica uniforme, aunque se trata de una obra ecléctica y singular. La fachada y portadas, que datan de la primera mitad del siglo XVII, constituyen de hecho la única parte del edificio que responde a un plan previo y organizado. En la fachada el motivo central es la Adoración de los Pastores. La portada está enmarcada por dos espadañas, construidas en el siglo XIX, tras la demolición de la maltrecha torre de la antigua mezquita aljama, dañada de muerte desde el terremoto de Lisboa de 1755.

El claustro es una obra gótica de finales del siglo XV y ocupa el lugar donde estuvo el patio de la mezquita. Bajo una serie de bóvedas de crucería, en el interior se conservan 16 capillas, lugar de enterramiento de obispos y de las familias nobiliarias de la ciudad.

Cabe destacar la puerta de la Consolada, en la fachada este del templo, la cual tiene un gran valor sentimental para la mayoría de los ubetenses, ya que en ella se produce la más bella estampa de la Semana Santa de Úbeda, la salida de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno en la mañana del Viernes Santo.
Conociendo ya lo fundamental de esta impresionante construcción, comienzo ya con el relato de la primera visita de Rocío a la Basílica y Real Colegiata de Santa María la Mayor de los Reales Alcázares de Úbeda: 

Hacía poco más de un día que Rocío había contemplado por primera vez la impresionante plaza de Santa María. Aunque tenía familia en la ciudad, jamás la había visitado. En repetidas ocasiones, durante los alocados años universitarios, Javier le había propuesto hacerle de guía en un viaje que sería inolvidable. Pero jamás llegaría a realizarlo.

 

Tras demasiados años alejada de la espectacular ciudad que acababa de conocer, había comenzado a amarla en silencio. Paso a paso, mirando a ambos lados de las estrechas callejas, descubría los secretos tallados en la piedra.

 

Ya que Javier le había pedido unos días para pensar en su propuesta, aprovechaba para conocer un poco más la magia que se esconde en cada pequeño rincón de Bástula.

 

Hacía pocos días que había visitado la plaza y, pese a la impresionante construcción pétrea funeraria que presidía el espacio, de su mente no pudo sacar la impresionante imagen de la iglesia de Santa María. No, no era tan espectacular como la Sacra Capilla del Salvador del Mundo, con la que compartía la plaza, pero había algo en ella que había acabado conquistándola. 

 

No sabía qué secretos se esconderían en su interior, y pese a saber que había estado demasiado tiempo cerrada por obras de restauración, sabía que no iba a decepcionarla.


El sol lucía con fuerza. Los claroscuros que se producían en la fachada principal del templo eran impresionantes. Quizá fueran las horas que había dedicado a leer una guía de la ciudad que había comprado en una pequeña tienda del casco antiguo, pero no podía dejar de contemplar en motivo central de la portada principal del edificio. Esa representación de la Adoración de los Pastores había sido capaz de tocar su alma. Levantó su vista y reparó en las dos impresionantes espadañas que, desafiantes, coronaban la fachada. 

 

Ansiosa, accedió al interior del templo. Había visto, en la guía de la ciudad y en internet, fotos del claustro. Por desgracia, al menos así lo pensaba, había cambiado demasiado. Sí, la serie de bóvedas de crucería seguían siendo impresionantes, pero había algo que no terminaba de convencerla. Había un espacio vacío que no habían sabido llenar en la restauración. No obstante, era una obra digna del espacio emblemático que ocupaba. 

 

Recorrió cada una de las dieciséis capillas funerarias que se conservaban en el interior. Estas, eran lugar de enterramiento de familias importantes de la ciudad y de obispos. Llego a la nave central y se sentó en uno de los bancos. Por desgracia para ella, durante los más de veinticinco años que había permanecido cerrado, el templo había sufrido pérdidas de buena cantidad de obras de arte y mobiliario, muchas de las cuales han pasado a otros templos y a varios museos. Y pese a todo, seguía teniendo una belleza difícil de describir. 

 

—Es hermosa, ¿verdad?

 

—Mucho. ¿Es usted el párroco de esta iglesia?

 

—Así es. Creo que no es de por aquí.

 

—¿Cómo lo sabe? 

 

—Su acento dice más de lo que revelan sus palabras, ¿no cree? —respondió sonriendo—. Tengo que dejarla, en poco tiempo comenzará la misa. Está invitada, si es que desea quedarse. 

 

—Muchas gracias, padre. Tendrá que ser otro día. Creo que no tardaremos mucho en volver a vernos. 

 

Tras grabar todos y cada uno de los pequeños detalles que iban contemplando sus ojos, abandonó el lugar. Antes de regresar a casa se giró y contempló de nuevo la iglesia. Estaba segura de que el destino volvería a llevarla de nuevo hasta este lugar. Así pues, no era un simple "adiós", más bien era un "hasta pronto".